La Disciplina de Movimiento Auténtico parte de una estructura tan sencilla como potente: generar un espacio contenido donde poder explorar de ojos cerrados. Se trata de un trabajo no inducido donde cada persona es soberana de su proceso. Mi experiencia es que al entrar en el espacio vacío, y sintiendo el sostén de la mirada de una persona en el rol de testigo, nos abrimos a entrar en contacto con los aspectos, vivencias, memorias y emociones que aquí y ahora puedo acoger. Es por tanto una ventana para que pueda emerger material de inconsciente a la luz de la consciencia. Después de la experiencia, elaboramos con la palabra para traer claridad y comprensión a lo vivido.
Tras más de siete años de práctica regular me animo a compartir formalmente este esta propuesta tal y como me ha sido transmitida por mi maestra Betina Waissman, discípula a su vez de Janet Adler, quien crea y da forma a la Disciplina de Movimiento Auténtico.